Jordano Roosevelt no persigue el ruido: construye identidad sonora, paso a paso, track a track.

Cuando hablamos del desarrollo musical de Jordano Roosevelt, definitivamente hay mucho que decir. Este productor ha roto varias barreras desde el inicio de su trayectoria, especialmente en la construcción de un sonido propio. Su música tiene un carácter claramente orientado al dancefloor, con sintetizadores envolventes que cargan de energía cada track, bajos que conectan directamente con el cuerpo y juegos vocales junto a texturas que construyen una atmósfera sólida y bien definida.

Ha logrado algo que muchos artistas dentro de la escena buscan durante años: un estilo verdaderamente reconocible. Incluso sin saber que un track es suyo, es posible identificarlo fácilmente gracias a una identidad sonora clara y consistente.

Actualmente cuenta con lanzamientos en sellos como Hottrax, Mood Child y CUFF, entre otros. Su música ha sido reproducida por referentes de la escena como The Martinez Brothers, Joseph Capriati, Hot Since 82 e Ilario Alicante en clubes clave de la música electrónica como Hï Ibiza, Amnesia Ibiza e Il Muretto.



Antes de entrar en la conversación, quisimos ir más allá de los releases y los nombres grandes. Hablamos con Jordano sobre el proceso real: los momentos de duda, las decisiones que no se ven y la construcción de una identidad sonora sin atajos ni fórmulas.

¿Cómo fue tu 2025 y cuáles fueron esos momentos que realmente te movieron el piso?

Este año fue muy especial. Ver cómo mi música empezó a sonar en distintas partes del mundo, en manos de DJs que siempre admiré, fue algo que realmente me marcó. Escuchar mis tracks en algunos de los clubes y festivales más importantes me hizo sentir que todo el trabajo de estos años está dando frutos. Además, mi primera gira internacional en Chile fue un punto clave me hizo crecer no solo como artista, sino también como persona. Ver que estamos en buen camino, haciendo las cosas bien y disfrutando del proceso es lo que más me motiva a seguir.

¿Cuál fue la parte más dura de crecer dentro de la escena de tu país?

Crecí en una escena que todavía está en desarrollo, y eso tiene sus retos. A veces las oportunidades o el reconocimiento no llegan tan rápido, pero eso me ayudó a enfocarme más en mi sonido y en construir algo sólido por mi cuenta. Con el tiempo entendí que no se trata de esperar apoyo, sino de hacerlo uno mismo y dejar que la música hable.

¿Cuál fue el peor consejo que te dieron en tu carrera y que hoy sabes que era puro humo?

La verdad no recuerdo un mal consejo en particular. Pero sí he escuchado muchas veces que “hay que hacer lo que está de moda” para crecer más rápido, y con el tiempo entendí que no es así. Lo importante es ser fiel a tu sonido y a lo que realmente quieres transmitir. Eso es lo que te da identidad y hace que tu música perdure.

¿Qué plugins o sintetizadores son tus armas secretas en el estudio?

Últimamente he estado usando mucho Element de Waves, Serum y el clásico M1. Para darle groove o texturas a mis producciones también uso bastante el Portal. En general, todos me parecen plugins muy completos porque permiten manipular y transformar los sonidos hasta crear algo totalmente nuevo. Siempre busco que cada sonido tenga carácter y movimiento, que se sienta vivo dentro del groove.

Si un productor nuevo te escribe para mandarte un demo, ¿qué es lo primero que revisas antes de siquiera abrir el archivo?

Yo siempre escucho todo lo que me mandan y trato de dar mi opinión o algún consejo que pueda servir. Pero si es una demo pensada para mí, lo primero en lo que me fijo es en la línea musical del track. Si esa vibra me conecta o me gusta, ahí es cuando realmente prestó atención a los demás detalles.

¿Te ha pasado que un track que no esperabas nada termine siendo el más tocado o firmado?

Sí, totalmente. Mi último track que firmé en Mood Child fue justo así. Lo hice sin pensarlo mucho, solo dejándome llevar por el momento, y después lo dejé guardado un tiempo. No creí que fuera tan bueno hasta que vi que Ilario Alicante lo tocó en Space Miami y Joseph Capriati en Hï Ibiza. Me sorprendió muchísimo, y me hizo recordar que a veces las cosas más naturales y menos forzadas son las que más conectan.

¿Qué tan importante crees que es tener una identidad o estética sonora original hoy en día?

Es muy importante. Creo que toma tiempo encontrar el sonido que realmente te representa y te diferencia del resto. Tener tu propio sonido es lo que marca la identidad de un artista y lo que hace que la gente te reconozca sin necesidad de ver tu nombre. Cada día sigo puliendo mi sonido y aprendiendo nunca es suficiente, siempre hay algo nuevo por descubrir.


El recorrido de Jordano Roosevelt no responde a una estrategia calculada ni a seguir tendencias pasajeras. Su crecimiento es el resultado de insistir, escuchar y confiar en una visión propia incluso cuando el contexto no era el más favorable. En una escena saturada de fórmulas repetidas, su música destaca por algo simple pero cada vez más raro: honestidad sonora.

Lo que viene no parece buscar validación, sino profundidad. Y eso, en tiempos donde todo corre rápido, es una postura clara. Jordano no persigue el ruido: construye identidad sonora, paso a paso, track a track.





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